Entrar en el universo de Guerlain significa cruzar el umbral de un mundo excepcional donde el respeto por la tradición y el sentido de la innovación tejen las creaciones más bellas. Guerlain tiene casi 170 años de existencia y para una empresa tan firmemente anclada en la historia, el reto siempre ha sido conciliar la riqueza de la tradición con el sentido de la innovación, para recordar sus orígenes y avanzar en el encuentro con el futuro.
Perfumistas de las últimas cinco generaciones, la familia Guerlain ha logrado crear armonías únicas, precursoras de su tiempo. Han conservado con éxito y celosamente estas armonías y las han transmitido sin perder nunca de vista los valores originales únicos de la marca, que son el lujo, la experiencia, la imaginación, los estándares exigentes y la calidad.
Los perfumes Guerlain también son únicos porque su esencia es inimitable: Este «sello» es una armonía olfativa única, llamada «Guerlinade». Es exclusivo de los perfumistas de Guerlain y está celosamente custodiado por ellos. Entre ellas se encuentran la bergamota, la haba tonka y la vainilla, entre otras. Para crear perfumes que desafían el tiempo y la moda, hay que invertir en materias primas de alta calidad.
Jean-Paul Guerlain, al igual que sus antepasados, da preferencia a las esencias naturales considerando los productos sintéticos como un complemento. Jean-Paul Guerlain recorre el mundo en busca de las más bellas materias primas para componer sus perfumes.
Ir a la obra, comprobar, elegir las materias primas que componen nuestros perfumes es, para mí, la única manera de perpetuar la tradición y la calidad de Guerlain. Compro mi bergamota en Reggio di Calabria, mi Ylang Ylang en las plantaciones de la isla de Mayotte, mi jazmín y santal en la India….
Jean-Paul Guerlain
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